Mientras nuestra vida fluye en una aparente tranquilidad, de repente, pueden ocurrir acontecimientos que cambian nuestra existencia de manera irreversible. Laura, la protagonista de Ingrato es el perdón, recibe un regalo inesperado que hará estallar todos sus equilibrios vitales, trayendo a la luz una densa red de omisiones, engaños y verdades ocultas. Todas sus relaciones familiares actuales se ven trastocadas, teniendo que asumir una realidad a veces difícil de encajar. Por un lado, junto a su amigo Perico, se ven inmersos en la investigación de unos muebles Beidermeier que los lleva a descubrir una trama de trata de personas, relacionada con su familia, y al conocimiento de André. Por otro lado, la aparición de Blanca, violonchelista cuya vida conocemos en paralelo a la de Laura, es un personaje sobre el que van a pivotar muchas de las decisiones que ha de tomar Laura. Están abocadas a encontrarse, lo que para la protagonista será difícil de asimilar y perdonar. Con un lenguaje descriptivo preciso, profundo, y rico en referencias sensoriales, la autora nos conduce a situaciones inesperadas, que la obligan a reevaluar todo lo que siempre ha dado por sentado.